Interdependencia empresarial: buscando competitividad
Por: Ramón Ponce Monteza y Alfredo Coronel Zegarra Guzmán Barrón
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12 de setiembre de 2024
Exportar o atender nuevos mercados regionales o nacionales es una señal de haber alcanzado cierto nivel de eficiencia. Ser parte de estas cadenas de valor ayuda a mejorar nuestra posición para competir. Una ventaja competitiva puede construirse incrementando sustancialmente el valor entregado a los clientes al costo promedio del mercado o colocando productos estándar a costos significativamente bajos. Ambas opciones requieren establecer espacios de cooperación con otros agentes.
Los mercados son una red de alianzas y dependencias. La colaboración interempresarial es indispensable para bajar los costos de transacción, más aún con el acceso a nuevas tecnologías e Internet. Las relaciones de interdependencia competitiva buscan que cada quien haga lo que mejor sabe hacer y siga avanzando. Esta reciprocidad obliga a cumplir uno con otro para tener éxito. Cada quien asume los riesgos que puede manejar. Los acuerdos entre unidades de distintos tamaños posibilitan transferir tecnología de manera fluida y efectiva, lo que permite elevar las opciones de generar alternativas para participar de igual a igual en el comercio exterior.
El cumplimiento de las pautas, procesos y controles de la organización líder beneficia la capacidad operativa de la cadena. La estandarización y normalización ayudan a elevar el valor y reducir costos. Participar en segmentos internacionales significa adecuarse a estándares mundiales donde el error se penaliza. Es un riesgo que debe ser evaluado; no todos tienen la idoneidad para asumirlo. Hay que evitar involucrar a empresas en esfuerzos que exceden sus potencialidades. Es necesario «vacunar» a las Pymes para que no corran riesgos innecesarios.
En ese entorno, buscar y seleccionar rigurosamente con quién asociarse es la regla. La responsabilidad, el cumplimiento y la mejora continua son imprescindibles para ser parte del «club». Los espacios de creación se basan en aprender de quienes lideran los procesos para identificar y difundir las buenas prácticas. Esta cooperación supone un rol de soporte y sistematización de la academia, sean centros de investigación universitarios, institutos tecnológicos o incubadoras de negocios. Deben acercarse a las firmas para indagar y reconocer lo que está ocurriendo. A partir de esto, podrán teorizar y mejorar lo existente, innovando. Escuchar primero. Esta forma de hacer explícito lo implícito potenciará sus competencias. Las instituciones educativas obtendrán lecciones si participan y colaboran en aglomeraciones, conglomerados, clústeres y cadenas de valor. La innovación se facilita con la mejora continua, incorporando a los métodos, procesos y acciones actuales formas de probado éxito en otras instituciones, escalas y sectores. Adaptar lo que funciona es innovador, reduce costos e incrementa la productividad.
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