RECURSOS SAC

Gestionando el patrimonio de la empresa [1]

Por: Tania Fernández Garrido y Alfredo Coronel Zegarra Guzmán Barrón

10 de octubre de 2024

Las fuentes de financiamiento a las que acuden las empresas son dos: propias, representadas por el patrimonio, y externas, por los pasivos. El patrimonio está formado por el aporte de los socios, conocido como capital social, al cual se suman la reserva legal -como provisión para su protección-, los resultados del ejercicio y los acumulados de años anteriores no repartidos. Estos recursos, junto con los préstamos de corto y largo plazo —el pasivo—, permiten a las organizaciones adquirir los bienes y servicios necesarios para sus operaciones, los cuales se registran como activos.

En ciertos casos, se observa que este capital es reducido o disminuye con el tiempo, ya sea por la falta de rendimientos positivos en las operaciones, el reparto de utilidades, el modelo de negocios o una combinación de estos factores. Operar exclusivamente con capital ajeno puede ser parte de su estrategia, siempre que la rotación del capital permita cubrir el costo de los compromisos financieros. En otras ocasiones, representa el síntoma de una dificultad. Esto podría deberse a una caída de la competitividad, problemas de gestión, obsolescencia tecnológica o cambios en la dinámica del mercado.

Una circunstancia común es que refleje un conflicto entre las propiedades de la organización y las del dueño. Será preciso identificar si se trata de problemas de registro, falta de conocimiento o una decisión deliberada. Por ejemplo, en lugar de realizar aumentos de capital, algunos propietarios conceden préstamos a la firma, evitando así asumir responsabilidades adicionales como socios. Otro caso es la adquisición de bienes o servicios para uso del empresario a nombre de la compañía, o al revés. En cada situación es importante analizar el impacto de las decisiones en los estados financieros y en la capacidad de competir.

A continuación, se presentan algunas sugerencias generales:

  • Mantener el equilibrio entre las diferentes fuentes de capital.
  • Asegurar que el patrimonio sea acorde al modelo de negocio y a la actividad.
  • Evaluar el costo de oportunidad en las decisiones de financiamiento.
  • Controlar los resultados acumulados.
  • Reinvertir las utilidades mientras consolida sus operaciones o posición competitiva.
  • Diferenciar claramente los bienes personales de los de la empresa.
  • Registrar los cambios de capital en la SUNARP.
  • Consignar la reserva legal de acuerdo con la normativa vigente.

El patrimonio refleja la confianza de los dueños en el éxito de su negocio. Una gestión activa del patrimonio permite evaluar periódicamente los riesgos a los que se enfrenta y ayudará a obtener mejores condiciones de negociación con los actores del mercado.

[1] Este artículo fue escrito tomando como base las labores de consultoría de los autores con Recursos SAC.