Que algunos destinos turísticos se vean hoy saturados por el exceso de personas, aunado a los movimientos que buscan una relación con el mundo natural, abre una nueva ventana de oportunidades para zonas rurales no tan visibles, hasta ahora, en el panorama internacional.

Estos viajes pueden manifestarse en cualquier variante: vivencial, comunitario, cultural, astrológico y una gran pluralidad de opciones referidas a la relación del viajante con la naturaleza. Combinando la lejanía del bullicio citadino con la relativa cercanía a fuentes de redes sociales, o alojamientos en espacios rústicos, aunque ofreciendo todas las condiciones de salubridad y seguridad, evitando riesgos innecesarios. Visitas a atractivos paisajísticos y a animales en su esencia salvaje, pero controlando efectos negativos sobre los hábitats. Son opciones que posibilitarían a las familias rurales generar ingresos adicionales con una baja inversión.

Emplear los diversos canales de comunicación e información disponibles amplía la llegada al público. Digitalizarse permitiría, a su vez, simplificar procesos de atención y elevar la productividad, favoreciendo actividades de mapeo, registro, contacto, pagos y más.

La cooperación entre emprendedores de cada lugar beneficiaría al conjunto. Por ejemplo, sería factible poner en valor museos y espacios comunes, financiar mapas digitales de la zona con su uso individual en las redes, o promover la zona creando una identidad de marca que resalte características culturales, prácticas ancestrales y otros aspectos que los diferencien, pudiendo dar origen a un nuevo atractivo. Igualmente, tendrían la ocasión de negociar colectivamente con operadores turísticos y autoridades. Asimismo, conseguirían auspiciar concursos para preparar aplicaciones que les faciliten tareas empresariales. La recolección de residuos, el reciclaje y la energía renovable o la circularidad son elementos adicionales a considerar. Se reducen costos de producción y transacción, dinamizando el mercado.

Establecer nexos con empresas del sector, hacer uso de plataformas turísticas y redes de vínculo directo, ofrece clientes complementarios.

Los distintos niveles del sector público viabilizarían estas alternativas disminuyendo barreras y simplificando trámites, facilitando competir a los pequeños negocios, potenciando su capacidad para que generen servicios atractivos y bien gestionados. No se trata de subvenciones, subsidios, ni exoneraciones.

El Estado puede proveer datos sobre características de la demanda, impulsar destinos locales en las fuentes de información pública digital o física, integrándolos a rutas existentes en la oferta nacional. De la misma forma, podría mejorar la infraestructura general y verde o la limpieza de la ciudad, entre otras.

Cuidemos las experiencias del visitante, muchas decisiones se basan en las opiniones sobre cómo resultó el viaje.