RECURSOS SAC

Sostenibilidad y gestión, aplicando conceptos conocidos

Por: Alfredo Coronel Zegarra Guzmán Barrón

09 de octubre de 2025

A veces perdemos de vista que la sostenibilidad debe servir para que las empresas se alejen de quiebras y que, de tal modo, su inversión sirva para disminuir la pobreza. Las carencias han conducido a que miles de familias deforesten los bosques para sobrevivir e invadan las riberas de los ríos o las montañas para extraer minerales en las peores condiciones. Mayor producción, protección adicional o pluralismo ampliado no son objetivos contrapuestos.

Alternativas que aminoren el calentamiento global necesitan afinar la ejecución de las recetas económicas existentes antes que crear nuevos conceptos. Siempre es bienvenida la innovación en marcos teóricos, pero, en este caso, son innecesarios. Se requiere, más bien, precisar las interpretaciones, mejorar la gestión de las intervenciones y ajustar las herramientas.

Por ejemplo, abogar por la circularidad en los procesos productivos es hacerlo por su eficiencia. Conseguir reciclar reiteradamente diferentes materiales es hacer ese aprovechamiento cada vez mejor, obteniendo rendimientos superiores. Igual sucede con encontrarle aplicación a los plásticos para cuando termine su “vida útil”. Si dura tanto tiempo y es difícil que sea absorbido por el planeta, ¿por qué no seguir reusándolo sucesivamente?

Disminuir la deforestación se logra incrementando la productividad. Esta creación de valor es la base de la economía. Por su parte, negarle capacidad al mercado para contribuir con la sustentabilidad es incorrecto: la asignación óptima de los recursos ocurre cuando se remunera a los factores según su participación, evitando distorsiones. Incentivos que alteran las condiciones “del juego” hacen variar las decisiones de inversión creando falsas expectativas de rentabilidad.

Contar con requisitos estrictamente necesarios para constituir negocios es el mecanismo para lograr formalizar las actividades económicas y bajar costos de transacción. Las barreras solo provocan el despliegue de las operaciones fuera del sistema. En ocasiones, reglas únicas para todos son mejores que adecuar las normas dependiendo de la escala de los emprendimientos, ya que las trabas al crecimiento empresarial solo promueven el “enanismo” desperdiciando capacidades de escala. Además, es justo que, si la sociedad considera conveniente poner controles más estrictos, entonces que pague por ellos.

Usar con precaución los mecanismos de “palo y zanahoria” encaminaría la posible sobreexplotación de riquezas, al igual que disuadiría a los empresarios de subutilizarlas. Limitar su explotación racional solo consigue elevar los costos que todos asumiremos por la incompetencia generada.

Así pues, plantear distintas maneras de producir y repartir los costos y los beneficios resulta de aplicar medidas de eficiencia, productividad, asignación de recursos y reducción de costos de transacción en mercados competitivos ocupados en generar valor.